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Juan Pablo Venegas: la oruga que se convirtió en mariposa

Juan Pablo Venegas

12 de marzo de 2006. 10:30.

Juan Pablo Venegas llega a su escuela en Perú y no puede elegir el fútbol como deporte para practicar. Ya llevaba años corriendo detrás de su hermano mayor. Quería imitarlo en todo y lo acompañaba a los entrenamientos de fútbol para ver le quedaba un balón para patear.

Ahora la elección es otra: básquet o voley, no más opciones.

14 de abril de 2016. 18:35.

Juampi recibe la propuesta de Mitchel Saldaña, asistente peruano en Unión Florida. Llega la primera gran oportunidad y no la quiere dejar pasar. Por eso, llega a su casa en Perú y decide encarar la charla decisiva.

Como de costumbre, sus padres lo acompañan en la decisión, le ofrecen todo su apoyo y él decide embarcar en su primera gran experiencia.

15 de mayo de 2016. 11.35.

Aterriza el vuelo proveniente de Perú con Juan Pablo Venegas, su papá Oscar y su amigo Alonso Carpio con su padre. Juampi da el paso más grande de su vida en sus cortos 16 años. Decide ir detrás de sus sueños, como tantas otras personas. Dejar atrás la zona de confort para crecer como persona.

Venegas está emocionado. No solo deja atrás una vida estable, sino que se despide de sus afectos y allegados por un largo tiempo.

Juan Pablo Venegas

13 de noviembre de 2017. 11.00.

Gregorio Martínez es anunciado como entrenador en jefe de Obras Basket para la próxima temporada de Liga Nacional. Una de las noticias que determinará el futuro de Venegas.

Gregorio llega de ser mánager en el club y entrenador del plantel femenino de Unión Florida. Por eso, ya reconocía a Venegas. Ambos compartían tardes de charla y conocimiento, y, en una de ellas, Martínez le deja en claro su intención de reclutarlo para que continúe su desarrollo en Obras.

“Él me venía contando que quería que juegue en Obras. Entonces, puse mi cabeza en eso. Continué trabajando en Unión Florida para mejorar física y técnicamente, y así estar a la altura del desafío”.

 

30 de enero de 2018. 15:32.

La humedad y el calor son protagonistas en Capital Federal. El verano es intenso en Nuñez y sofocante en el MiniEstadio. Juan Pablo Venegas hace su primera sesión de tiros con sus nuevos compañeros de Liga de Desarrollo. Las instalaciones, el Instituto Obras y la infraestructura sorprenden al adolescente que se encuentra con un mundo nuevo.

“Mis desafíos en Obras son: mantener un buen nivel en La Liga de Desarrollo y seguir entrenando con el plantel de Liga Nacional para, algún día, poder tener un lugar en el equipo profesional”, esboza tímido.

 

2 de marzo de 2018. 17:30.

Juampi se traslada desde la pensión al estadio principal. Se acomoda en el lugar asignado en el vestuario y comienza un ritual que, sin saberlo, alimentará su formación profesional por los próximos años.

Salta al campo con Pepo Barral para hacer la entrada en calor. Ingresan primeros, puntuales, a las 18:00hs. Ese hábito se repetirá juego tras juego y el coaching de Pepo lo marcará a fuego.

Juan Pablo Venegas

15 de mayo de 2018. 11:40.

“Tengo la suerte de estar muchas veces en el banco del equipo de Liga Nacional. Tengo claro que necesito mejorar mucho en mi físico para poder competir en ese nivel, pero poco a poco, me ilusiono con estar jugando minutos de calidad”.

Venegas hace su primer balance tras tres meses en la institución. Reconoce su crecimiento, pero también ve el camino por delante: entrenar, mejorar y llegar al más alto nivel.

3 de octubre de 2018. 17:00.

Juan Pablo todavía no lo sabe, pero se abre una temporada especial para él. Distintas lesiones de Fernando Zurbriggen y Pedro Barral adelantan los tiempos de maduración y lo catapultan como primer base de recambio. Domina la Liga de Desarrollo con naturalidad. Desequilibra desde lo individual. Hace jugar al resto. Lo mejor, entonces, está por venir.

19 de mayo de 2019. 13:31.

Venegas corre solo en el Miniestadio de Obras. El frío cala los huesos, mientras otros descansan, él entrena. Con balón y sin balón. En ataque y en defensa. Donde otros ven llegada, él ve un nuevo comienzo.

“Me siento bien, más asentado. Sé que son niveles completamente distintos. Cuando estoy en cancha me dan confianza y protagonismo, en entrenamientos y partidos”.

3 de septiembre de 2019. 17:30.

Se acerca el inicio de la temporada más atípica de la historia de la Liga Nacional. Aún no se habla de COVID, ni de vacunas, ni de tapabocas.

Juan Pablo vuelve a vestir la #12 y sale, como siempre, con Pepo Barral a hacer la entrada en calor. Pase, sonrisa, tiro y red.

La Liga de Desarrollo ya forma parte del pasado. Ya es parte de la rotación habitual en Liga Nacional.

12 de marzo de 2020. 11:15.

La incertidumbre llega a nuestro país. Se suspende un show de Maroon V en Buenos Aires. El presidente anuncia el inicio de una cuarentena preventiva.

Freno de mano. Inseguridad. Angustia. Preocupación.

Para Argentina y para el mundo. Para Obras y para Juan Pablo Venegas. Yendo de la cama al living.

5 de diciembre de 2020. 9:00.

En un esfuerzo mancomunado de todos, se logra jugar la temporada de Liga. Se trata del torneo consagración de Fernando Zurbriggen, pero Venegas sigue con su evolución en silencio. Mejora, avanza, aporta cada día más. Pero el mundo mira a Zurbriggen. Sin embargo, no desespera. Sabe que tarda en llegar pero al final hay recompensa: en poco tiempo se verá el fruto de su dedicación.

24 de septiembre de 2021. 11:21.

Juampi se convirtió en mariposa. Dejó atrás aquel chico tímido y juega con desparpajo. Vio pasar figuras Rockeras. Absorbió y replicó. Hábitos, costumbres, vivezas. Su magia recorre el rectángulo con movimientos que alegran compañeros y enojan rivales. Juega sin miedo ni dudas. Convicción: probar y acertar. Fallar e intentar de nuevo.

 

Venegas es el ejemplo de los que llegan sin nada y se van con todo. Eso que se puede conseguir cuando se juega con el reloj a favor. Aprovechar cada segundo y no dejar pasar oportunidades. Buscarlas, encontrarlas y cojer los frutos.  Entregarse al sueño y se dejarse llevar.

Juampi muestra, en cada acto que enaltece su figura, que todo el sacrificio valió la pena. Que dejar Perú con 16 años iba a traer recompensas. Que el básquetbol de nivel fuera de su tierra natal, lo que tanto buscó, existe y se puede vivir en primera persona. Que el premio siempre llega después de cualquier tipo de sacrificio. Que es posible alcanzar el lugar deseado si se recorre bien el camino. Con paciencia, astucia y muchísima dedicación.

Él es lo que todos fuimos cuando rompimos el cascaron y dejamos atrás una vida para construir la propia.

Y esto es solo el comienzo…

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