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Entrevistas

El desarrollo nutricional de Obras

La licenciada en nutrición de Obras Basket, Gabriela Parentini, detalló el trabajo que realizan los jugadores desde las categorías más chicas y cómo forman el hábito alimenticio.

-¿Cómo inician el trabajo con las inferiores?
-Con los chicos, lo que hacemos es evaluarlos con una antropometría, que es medir la composición corporal. Esto incluye la cantidad de grasa, músculo y huesos y, también, tenemos en cuenta la edad, el tiempo de actividad física que tiene y si van al colegio o no. Con esos datos realizamos un diagnóstico de cómo está, si tiene mucha grasa o mucho músculo, o si tiene que subir o bajar su peso. Generalmente, en las inferiores, los chicos de 13 o 14 años tienen más tejido adiposo, porque es parte del crecimiento normal de un varón. A partir de esa edad seguramente se van a tener que empezar a cuidar con la grasa.

-¿Desde qué edad empiezan a realizarles los controles?
-Desde infantiles ya los empezamos a cuidar con las grasas porque seguramente tienen más grasa que músculo. A medida que van acercándose a los 17 o 18 años revierten su situación y generalmente tienen la misma cantidad de grasa y músculo. A los 16 o 17 duplican la cantidad de músculo. En esos tres años les exigimos que bajen grasa y suban músculo. Una vez que tenemos el diagnóstico, les planteamos los objetivos. Por ejemplo: un nene de 15 años, que tiene que crecer entre diez a 12 kg. de masa muscular, la recomendación es que trabaje con paciencia, pero que se cuide de no subir grasa o mantener esa misma cantidad entrenando.

-No todos tienen el mismo crecimiento, ¿cómo se adapta el trabajo?
-Uno debería identificar si se trata de maduradores tardíos, o los que maduran antes. Los chicos de 13 años que ya pegan el estirón van a generar más masa muscular a los 14. En cambio, los que son tardíos van a generar masa muscular a los 18, entonces a los 15 todavía son nenes. Lo podés ver por la cantidad de masa y de músculo que tengan. Es decir que se percibe una idea de cuántos centímetros creció el año anterior o cuántos crece por año. Los objetivos que les ponemos son bajar dos o tres kilos de grasa y subir uno o dos de músculo al año entre los 16 y 17. Cuando alcanza los 18, le exigís cuatro kilos de masa muscular.

-¿Cómo sería un plan convencional infantil?
-El deportista siempre tiene que consumir hidratos de carbono en comparación a la persona que no hace deporte, entonces la dieta es rica en hidratos de carbono y baja en grasas, porque seguramente tiene ya mucha. Se le empieza a planear una dieta sin manteca, sin mayonesa, sin crema y cuidado con las galletitas dulces. Si ellos tienen la ambición de ser deportistas lo tienen que hacer, porque es a lo que se quieren dedicar, por ende son más conscientes.

-¿Qué rol desarrollás para poner en conocimiento a un chico con respecto a lo tiene que hacer?
-Con educación y con paciencia le entregamos un plan de alimentación. En algunas edades hemos trabajado con los padres concientizando en que tienen que comer con poca grasa, y que tiene que comer de todo, con algún permitido. La idea no es prohibirles todo, sino que lo hagan con menos frecuencia. No todos los chicos son iguales, a algunos les gusta más, a otros menos, y la ventaja que tiene es que al hacer deporte gastan tanta energía que hace la diferencia, entonces es más fácil trabajar con esta población. Te permite comer mucho más o algún permitido que no te lo podrías dar si no hacés deporte.

-Fuera del plan convencional, si te encontraras con un chico celíaco o diabético, ¿cuál sería la estrategia alimenticia?
-Ahí hay que hacer un plan individual. Si nos encontramos con un nene diabético o celíaco, él seguramente ya va a tener su plan de alimentos.

-¿Y en base a qué sería la dieta?
-A la actividad física, la edad, la talla y la composición corporal, eso no va a variar.

-Pero… ¿con una diferencia notoria de alimentos al resto?
-Claro, un diabético no va a poder comer ni azúcar, ni miel, ni mermelada. Va a tener que usar edulcorante, como hidratos de carbono va a tener que consumir los complejos y no va a poder consumir los simples.

-¿Algún componente que le falte al diabético?
-No, los puede cubrir perfectamente. Tan sólo evitaremos los azúcares simples. Va a consumir pan, galletitas y pastas, los que se transforma en glucosa. Si es un niño, seguramente va a ser insulinodependiente, entonces cuando se inyecte va a tener que consumir sí o sí. También por la hora en la que va a hacer la actividad física para tener un control muy estricto de la comida. No se va a poder saltear una merienda, como hacen algunos chicos, sino que va a tener que tener los hidratos de carbono, porque si no se producirá una hipoglucemia que produce una sensación fea, con desmayo y falta de energía.

-Ingresando a la parte de los juveniles, ¿qué exigencias se les piden?
-Ahí ya van a tener un objetivo más puntual y estricto: llegar a la cantidad de grasas que necesiten, y se le va a exigir con un tiempo determinado. En dos meses tienen que bajar 5 kilos de grasa, se les pondrá como máximo un tiempo de tres meses, depende también en el momento de la competencia que estén. Si vienen de vacaciones con 3 kilos de más, en la pretemporada los van a tener que recuperar.

-Con respecto al calendario de competencias, ¿cómo se manejan?
-Cuando viajan, que tienen menos entrenamiento, tienden a subir de peso, salvo que viajen a un lugar donde la comida no les guste, o porque quizás van a un país donde se come muy distinto a nosotros y vuelven con un par de kilos menos. Lo peor de esto es que pierden masa muscular, lo que significa después cuatro o cinco meses en el gimnasio para recuperarlo. El músculo se pierde muy fácil. Yo trabajo con los entrenadores y preparadores físicos. Junto a ellos vemos como está el rendimiento.

-A los infantiles, ¿cuánto se les pide de control?
-Con los más pequeños y la Tira B hacemos tres mediciones en el año. Con los cadetes hacemos cada dos meses y los juveniles vienen una vez por mes, porque son los que más se cuidan.

-¿Con los planteles femeninos trabajan? ¿Cuánto varía?
-Las mujeres tenemos más grasa que los varones, por lo tanto la exigencia es otra. Perdemos menos grasa que los varones, los objetivos van a ser diferentes, será más lento el descenso de peso. Las mujeres adultas tienen la misma cantidad de grasa que de músculo. Lo que intentamos lograr es superar en tres o cuatro kilos, lo más que se pueda, el músculo más que la grasa. Una mujer con 17 o 18 kilos de grasa es bastante magra.

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