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El 2020 del minibásquet de Obras sigue calentando motores

El minibásquet de Obras volvió a la actividad en la primera semana de febrero y sigue sumando jugadores. Algunos vuelven de las vacaciones, otros se quedan luego de disfrutar toda la tarde en la colonia, y otros vienen firmes desde el primer día de entrenamiento. Todos los lunes, miércoles y viernes, desde las 17, las ramas masculina y femenina de pre-mini entrenan en conjunto, en lo que son sus primeros (de muchos, quizás) pasos con la pelota naranja, para luego, desde las 18, dar paso a los más grandes, los mini, que aun siguen aprendiendo y fortaleciendo lo que les enseñaron en sus primeros años.

Volver de las vacaciones no es fácil. Hayan jugado o no en el club el año pasado, es aun una etapa de adaptación: los horarios que vuelven a ser rutina, volver a tener contacto con la pelota, a mover el cuerpo, compañeros nuevos y quizás hasta profes que antes no estaban. Sin embargo, siempre es una alegría para ellos estar en su club otra vez: «Tenía ganas de venir a entrenar y ver a mis amigos. Lo que más me gusta es jugar, pasarla bien y divertirme», destacó Facundo Lazarte, de la categoría pre-mini, apoyado por sus compañeros.

Y si hablamos de adaptaciones, no podemos olvidarnos de quienes dejan atrás esta hermosa etapa de minibásquet y se acercan a lo competitivo. Siempre les queda un arraigo por esa linda época, aunque algunos tienen aun más motivos para seguir en contacto. Un ejemplo es el caso de Martina Kesztenbaum, quien era mini el año pasado, y en este 2020 ya pertenece a la categoría U14, pero que sin embargo sigue presente en algunos entrenamientos de los más pequeños porque Santiago, su hermano menor, aun es pre-mini: «Me gusta compartir club con Santi, él empezó antes que yo», destacó, y dejó su opinión sobre la institución rockera: «Empecé el año pasado en Obras, y me parece copado el club, me gusta, los entrenadores son bastante exigentes».

En todos lados el mundo del básquet es un ambiente, para algunos, ideal. Específicamente en el minibásquet de Obras se genera un clima particular, donde los entrenadores dan lo mejor de sí para los chicos, y los jugadores responden de la mejor manera. Entre el desarrollo, la diversión, y el clima de un club con la disciplina en un nivel profesional, los más pequeños suman su ADN rockero casi automáticamente.

Eugenia López, mamá de Kiara Pérez, de 11 años, nueva jugadora de Obras, mostró parte de eso en sus declaraciones: «Entramos con muchas expectativas, muy nerviosas, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar y la verdad que estamos muy contentos. Kiara está feliz, el grupo de profesores es excelente a nivel humano, así que muy contentos», resaltó, en cuanto a una sensación inicial con muy pocos días en el club.

Sin embargo, dejó una frase que quizás coincida con la manera de vivir este deporte por parte de muchos: «La vida en torno al básquet se vive, al menos en casa, de una manera totalmente distinta. Hay compañerismo, hay amistad. Es un estilo de vida podríamos decir».

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