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La historia de Luca Valussi

Tiene toda la pinta de buen pibe Luca Valussi. Cuando habla desprende bondad. De esas personas que no le harían mal a nadie. Quizás hayan sido valores como esos los que lo llevaron a avanzar en el básquetbol, esa pasión que le recorre el cuerpo desde los nueve años, cuando arrancó a jugar en el Club Universitario del Noreste de Resistencia, Chaco.

«El básquet me gustó siempre. Claudio, mi papá, cuando tenía mi edad también jugaba. Hizo todas las etapas formativas en Villa San Martín, hasta que empezó a estudiar y dejó el deporte. Me contaba cosas de cuando jugaba, sobre todo que la pasaba muy bien. Me parece que por eso me metí en esto. Hice otras actividades a la par, pero este deporte nunca lo dejé», explica el juvenil aurinegro.

Valussi pasó a jugar a los 13 años justamente en Villa San Martín, el club de su padre, donde terminó la etapa de infantiles. Fue en ese momento cuando Obras se interesó en él. Un paso fundamental para luego integrar distintas selecciones argentinas formativas.

-¿Cómo se dio esa llegada a Obras? ¿Te costó la adaptación?
-Llegué con 16 recién cumplidos, en mi primer año de cadetes. La adaptación fue complicada porque en Chaco jugaba de pivote y acá empecé a hacerlo de perimetral. Fue difícil, porque aparte el nivel de competitividad era alto, muy superior. Había muchos chicos grandes que jugaban muy bien. También hubo que adaptarse al cambio de rutina y horarios. Acá es ir al colegio, almorzar y ya estar entrenando. Al principio, la falta de siesta me tenía medio cansado. Los entrenamientos, el gimnasio y las corridas eran duros. Igual a mí siempre me gustó entrenar. Cuando estaba en Chaco iba siempre al gimnasio o a tirar al aro, pero cuando llegué acá me di cuenta que era todo más exigente.

-¿Qué significó para vos dar el salto a Obras?
-Fue muy importante. Fue clave en mi desarrollo como jugador. Me ayudó a cambiar de posición, que es lo que me permite poder aspirar al profesionalismo. El cambio era clave, sobre todo por mi altura (1.97m).

-¿Físicamente sos otro?
-Sí, mejoré mucho. Recuerdo el primer año, era durísimo. Sentadillas y piernas a morir. Pero bueno, eso me ayudó a mejorar.

-¿A la ciudad cómo te adaptaste?
-Bien, me gustó mucho. El barrio es muy lindo. A pesar de no ser tan fanático del fútbol, soy de River y tener la cancha acá nomás y ver a la gente llegando al estadio es genial. Después generalmente los domingos son los días que teníamos libres. Siempre íbamos a hacer algo con los chicos, a tomar mate a Plaza Francia o a recorrer algún lugar.

-Se nota que la convivencia con tus compañeros es muy buena.
-Claro. Eso sirvió para no extrañar tanto a la familia. Nunca tuve problemas de ese tipo. Desde el primer día los chicos siempre me trataron muy bien. Y en ese momento, cuando estábamos viviendo en la casa del barrio River, siempre había gente, escuchábamos música y la pasábamos muy bien.

-¿Qué momento elegís de los que te tocó vivir desde que estás acá?
-Es complicado elegir uno solo porque fueron varios. Cuando salimos campeones argentinos fue increíble, allá en la cancha de Olímpico de La Banda. Cuando debuté en la Liga Nacional también. Fue contra Libertad en Sunchales, la temporada pasada.

-¿Qué te acordás de ese debut?
-Estaba Tomás Zanzottera lesionado y por eso se dio la posibilidad de entrar. Igual me sorprendió el llamado de Trifón Poch. Pero no me puse nervioso. Lo tomé con naturalidad, a pesar de tener una sensación especial en el cuerpo. Me parece que lo manejé bastante bien.

-¿En qué momento de tu desarrollo creés que estás?
-No sabría decirte. Lo que pienso es que no hay un límite de desarrollo. Siempre podés ir agregándole cosas a tu juego. Yo hoy juego de alero, pero mi objetivo es pasar a ser un escolta. Todavía me faltan muchas cosas por mejorar y agregar para poder formarme mejor.

-¿Qué es lo mejor que hacés y lo que te falta pulir?
-Creo que mi tiro de tres puntos y mi defensa son buenos. Y por mejorar elijo el dribbling, el pick and roll y la lectura de juego.

-¿Cuánto te sirvió empezar a entrenar con el plantel de Liga?
-Mucho. La temporada pasada empecé a entrenar con ellos de manera regular. Anteriormente, con Julio Lamas, había tenido un par de entrenamientos. La experiencia está muy buena, porque tenés que estar duro y hacer las cosas a la máxima intensidad. Y es difícil porque son buenos jugadores y cuesta en los dos costados de la cancha.

-¿Cuál fue el entrenador que más te marcó hasta ahora?
-Es difícil elegir uno solo porque con todos viví varias etapas y pasé lindos momentos. Me enseñaron un montón de cosas para formarme como persona y jugador. No podría diferenciar a uno de otro.

-¿Cuál es tu sueño?
-Llegar a ser profesional. Me encantaría hacer mi carrera en el club y seguir los ejemplos de Tomy Zanzottera y Pepo Barral. Ellos vinieron acá, hicieron formativas y hoy son parte del equipo de LNB.

-Después de haber terminado la secundaria el año pasado en el Instituto Obras, ¿cómo querés que siga tu educación?
-Ahora estoy terminando el test vocacional, y en cualquier momento arranco a estudiar. No tengo muy decidido que voy a seguir, pero estoy en la última parte del test. Me aconseja una psicopedagoga que es mamá de uno de los chicos del club. Ella me está ayudando a tomar la decisión.

-¿Tenés algunas opciones pensadas?
-Ella me dijo de psicología, y yo le hablé de contador. Lo estamos negociando.

-¿Qué te gusta hacer en los tiempos libres?
-Me gusta mucho leer y ver películas. Cada tanto solemos ir todos juntos al cine. Disfruto de compartir tiempo con mis amigos.

-¿Qué leés?
-Leo libros de historia, novelas. Ahora me prestaron uno que se llama Inteligencia Emocional, que es de psicología. Agarro de todo un poco.

-¿Tu género favorito de cine?
-Si tengo que elegir una categoría es terror. Me gustan las películas que son basadas en hechos reales. Después me agarra miedo, pero igual me atraen.

A lo que no le teme Luca Valussi es a los múltiples desafíos que se le presentarán en su carrera de acá en adelante.

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