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El Mini, la formación y los padres

Fernández

La formación de los chicos a través de los profesores es fundamental. De eso no hay dudas. Pero el involucramiento de los padres en ese proceso también es muy necesario. Según Emmanuel Fernández, uno de los entrenadores del Minibásquet aurinegro, esta conexión goza de buena salud en Obras.

-¿Cómo es el primer acercamiento de los padres y los chicos al club?
-Cuando llegan por primera vez tratamos de empezar a conocerlos, les comentamos los días y horarios de entrenamiento y los ubicamos en su categoría. Damos dos semanas de adaptación para que el chico pruebe si le gusta y recién después mandamos a la familia a la parte administrativa para asociarse. Además, nos fijamos si el chico viene de otro club o si jugó en algún momento al básquet. Nosotros incluimos a todos.

-¿Cómo es ese proceso de adaptación para ambos?
-La adaptación es para los dos. Los padres primero se acercan a conocer nuestra modalidad de trabajo, los entrenamientos y el grupo de chicos. Ellos dejan a sus hijos para que los formemos y eduquemos, entonces están muy atentos a ese tipo de cosas. Nosotros nos damos cuenta de eso. Queremos que el chico y el padre se sientan cómodos y le ofrecemos el tiempo necesario para que eso pase.

-¿Cómo es la recepción de los padres en cuanto a la enseñanza que ustedes transmiten?
-Creo que se los ve contentos y conformes con nuestro trabajo. Se sienten a gusto, más allá del básquet en sí. Formar a los chicos con valores es lo más importante y es lo que todo profe quiere. Ahí está puesta la prioridad. El respeto hacia el compañero, los profes y el deporte es fundamental. A la vez, tratamos de crear hábitos de entrenamiento y alimenticios. No queremos que la formación sea solo netamente deportiva. Por ejemplo, luego de los partidos existe el tercer tiempo, donde incluimos las frutas, el jugo y el agua. Los chicos saben que cuando terminan de jugar tienen todo eso disponible. Son detalles que hay que tener muy en cuenta. Eso los padres lo ven.

-¿Llegan al club más chicos con padres aficionados al básquet o simplemente buscando realizar una actividad deportiva?
-Llegan chicos con padres que habían jugado acá o afuera o por la jerarquía de Obras, que es un club de renombre. Y hay otros que se acercan porque quieren que su hijo inicie un deporte. Vienen a probar de qué se trata. La Generación Dorada y la nueva modalidad de la Liga Nacional también aportaron mucho para que los chicos conozcan este ambiente.

-¿Cómo es el compromiso de los padres los fines de semana y qué les genera a ustedes?
-Están muy presentes. Nosotros disfrutamos de su acompañamiento porque, de alguna manera, los chicos se sienten más seguros y alegres. Cuando un padre no puede cumplir con ir al partido, proponemos que se arme una una movida para que los chicos lleguen a jugar. Ese es otro hábito que se creó. Además, de a poco se van formando grupos que quieren dar una mano con las cosas que rodean a un partido. Por suerte tenemos a Dalia, una de las mamás, que es la que lleva la rienda en este sentido: se arma el kiosko, el tercer tiempo, se cobran las entradas, etc. Ellos cumplen la función de padres, y eso está bueno.

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