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El futuro de Obras Basket

A la par de los grandes resultados cosechados por la Tira A, con títulos en los Campeonatos Argentinos de Clubes incluidos, la Tira B de Obras Basket viene temporada tras temporada acompañando de gran forma el desarrollo de la cantera, con tres años de ascensos ininterrumpidos en el Torneo de la Federación de Capital Federal. Alberto Denegri, el entrenador, es el responsable de este muy buen momento.

Además, la Tira B abasteció a los distintos equipos de la Tira A de Capital y con los Sub 14 que se forman con jugadores de esta categoría tuvo destacadas actuaciones en los Juegos Evita. Y como si esto fuera poco, tres jugadores de los Sub 15 B, Tomás Fucci, Alejo Rodríguez y Pedro Rovasio, integraron el equipo que salió Campeón de la Liga Nacional U15 en Bahía Blanca a fines de 2013.

Durante la charla, el DT refleja sus sensaciones, habla sobre cómo se fue construyendo este proceso, cuenta cómo hace para moldear y llevar por buen camino a los chicos y mucho más.

-¿Cómo están transitando este muy buen momento?
-La situación que vivimos es sumamente placentera, no solo para mí como entrenador, sino también para los chicos, sus padres y para el club. De todas maneras hay que ver cuando venga una mala campaña si logramos manejarlo con la altura y el equilibrio que corresponda como todos lo tomamos ahora, pero por ahora está bárbaro y vale la pena disfrutarlo. Creo que estamos desempeñando un rol muy importante cubriendo el ámbito de la parte societaria del club. Más allá de todas las limitaciones que eso podría implicar trato de buscar que el desenvolvimiento y la competencia sea lo más intensa, exigente y alta posible.

-¿Cómo se armó todo este proceso?
-Se ha dado con la suma de un poco de todo. Elegí bien a algunos chicos que vinieron de otros clubes y con muchos de ellos que no conocíamos hemos tenido suerte. También tomo en cuenta a los chicos que quedan libres de la Tira A, donde por lo general hay un muy buen nivel. El hecho de que no tengan lugar en esa categoría no quiere decir que sean malos jugadores, sino que tiene que ver con la cantidad de chicos que pueden integrar los planteles. En algunos casos también está relacionado con sus tiempos cotidianos, ya que al no poder tenerlos libres, principalmente por razones de estudios, no le dan toda la dedicación para estar abocados decididamente a la alta competencia.

-¿En qué te fijás para armar los planteles?
-El primer año trataba de fijarme solo en cubrir la cantidad de carnets necesarios para no perder los partidos por los requisitos reglamentarios del cumplimiento del mínimo de jugadores para poder competir en el nivel de la categoría. Luego tratábamos de perder los partidos por la menor cantidad posible de puntos, lo que no me dejaba mucho margen para detenerme en los aspectos técnicos e individuales de los jugadores. Desde ahí empezamos a caminar. Gracias al apoyo de los entrenadores de la Tira A, Marcelo Travnik e Ignacio Narvaja, a los dirigentes del club, representados en primera instancia por nuestro presidente, Fabián Borro, y la colaboración de Diego Ricci, logré ir armando con tiempo y mucha paciencia un buen nivel competitivo, haciendo base en los chicos que fueron saliendo de la Tira A, de los reclutamientos que hicimos a través de los campus anuales de diciembre, de los contactos que uno va haciendo, de los chicos que vemos a medida que el equipo juega e inclusive, en algunas oportunidades, de los jugadores que se presentan espontáneamente en el club atraídos por la trascendencia que significa el nombre de Obras, que es una marca registrada dentro del ámbito basquetbolístico nacional. Así fuimos construyendo la pirámide, con una base bastante sólida, a lo que agregaría el aporte del minibasquet del club, que nos permite tener las aspiraciones de seguir ascendiendo. Siempre fantaseo, pienso y les digo a los chicos con que algún día llegaremos a jugar un clásico entre Obras A y Obras B. Es una ilusión que podemos tener y no la debemos perder. Es una buena zanahoria que hay que ponerles adelante para que ellos no se sientan menos en el nivel que están. Eso lo hago trabajando con mucho equilibrio y criterio, porque también hay que pensar que si no les alcanza uno no los tiene que frustrar y arruinar su interés por este maravilloso deporte. Quizás ya sean ganadores sabiendo que tienen el orgullo de tener puesta una camiseta de primer nivel como es la de Obras y de representarla de muy buena forma.

-Cómo decís, justamente esos campus han demostrado tener mucha importancia para la llegada de nuevos jugadores. ¿Qué hay que tener en cuenta en esos casos?
-En esos campus, que son de dos o tres días, personalmente observé varias cosas. Algunos chicos vienen solamente para hacer un campus, otros vienen con la expectativa de mejorar y de perfeccionar su capacidad técnica individual, mientras que están aquellos que teniendo un buen nivel vienen a ver si tienen alguna posibilidad de quedar en los A. Hace unos años que con Marcelo e Ignacio tomamos la costumbre de que una vez que los chicos están registrados y van empezando a participar en el Campus a consultarlos si estarían dispuestos a representar al club en los dos niveles, tanto en el A o en el B. Tratamos de contar con esa información. Desde ahí vemos que cada uno de ellos tenga las condiciones técnicas e individuales que nosotros requerimos para que potencialmente pudieran formar parte de alguno de los planteles. En el A la exigencia es alta y en el B cada vez la estamos subiendo más. Personalmente me fijo en que sean altos y aguerridos defensivamente. En el caso de los Sub 17, y mucho más en los Sub 19, que sean específicos en un puesto, que manejen las dos manos, que tomen los lanzamientos con buena técnica y que su actitud en el juego sea altamente positiva. Estando en un nivel de Conferencia -con el anterior formato nos íbamos a desenvolver en el nivel 3-, todos esos componentes hay que tenerlos en cuenta, porque no es lo mismo que en un nivel bajo como teníamos en otro momento. Ahora estamos cerca de la categoría de élite, el Top 20, y podemos aspirar a subir.

-¿Cómo se hace para dejarles un mensaje a los chicos, tanto deportivo como humano?
-Ya tengo una cierta edad y manejo muchas cosas en base a las experiencias que he atravesado, junto a otros aspectos que se requieren en estos momentos. Lo que trato de mostrarles a los chicos es que pueden mejorar, siempre hablando constantemente con ellos, por ejemplo sobre múltiples facetas de lo que involucra practicar deporte y conseguir resultados. También les marco que no por el hecho de estar jugando en los B tienen que estar más relajados, sino que tienen que autoexigirse por una cuestión de compromiso y de orgullo personal. Además es importante observar qué formación y qué entorno familiar tiene cada uno. Hay muchas cosas que van más a allá de lo táctico, técnico y deportivo. La familia es un vínculo primario y sumamente importante de apoyo. En base a eso bajo mi mensaje, algunos necesitan un poquito más y otros menos. Un recurso que tengo es hacer una ficha individual del chico que conduzco para a partir de ahí actuar, acumular datos e información y así tratar de manejarlo de la mejor manera. Trato de hacer un análisis de cómo es su personalidad, su entorno y la actitud de cada uno en todo momento.

Por otro lado, Denegri tiene claro que el nivel de los jugadores de la Tira B puede funcionar para categorías mayores y, a la vez, fija sus gustos en cuanto al juego. «Hay muchos chicos con protagonismo y proyección que podrían ser tenidos en cuenta para jugar en la Tira A. Lamentablemente un plantel lo forman solo 12 jugadores. Por ahí les faltan algunas cosas, pero en general tienen muchas condiciones. En esto hay una figura básica que va por el gusto del entrenador sobre lo que piensa y siente para su equipo. A mí me gusta mucho una defensa sumamente intensa sobre la línea del pase del oponente, para que ante la recuperación del balón se pueda jugar corriendo en primera instancia. Si no se concreta esta opción, busco tratar de tener un buen control del juego a partir de la riqueza de las condiciones técnicas e individuales, pasando de esa forma de una transición de la defensa hacia el ataque corriendo la cancha y desarrollando el mejor ataque fijo que sea posible. La proyección es para que lo hagan en todas las categorías. Los Infantiles lo vienen haciendo hace casi tres años de la misma manera. Más allá que hemos cambiado nombres y planteles, la actitud y la filosofía se mantuvieron, tanto es así que en ese lapso de tiempo cada uno de estos equipos solo han perdido dos o tres partidos en el transcurso de cada uno de esos años. En Cadetes y Juveniles cuesta un poquito más, pero no solo por lo que podemos aportar nosotros sino también por la oposición defensiva, que no es tan inocente como en Infantiles. La parte táctica se empieza a emparejar un poco y por eso hay que desarrollar el ataque fijo y la técnica individual de ataque y defensa mucho más», afirma.

Y agrega: «A medida que se va subiendo de nivel hay que jugar más exigido en la parte defensiva, con la idea de tener más control y más cantidad de posesiones, lo que quizás nos permita correr un poco más y mejorar el aspecto ofensivo, y en la parte fija mejorar los aspectos técnicos individual y colectivo de los chicos, ya que eso nos sirve para seguir una línea similar a todos los equipos del club utilizando sistemas ofensivos y defensivos como los que se utilizan en la Tira A e inclusive en alguna otra categoría, incluida la Liga Nacional».

Además, refleja la importancia que están teniendo Emanuel Fernández (preparador físico) y Gustavo Avellaneda (asistente técnico) en todo este proceso. «Lo que he logrado es incorporar un preparador físico. Con su tarea se mejoró la calidad de juego de los chicos, ya que su desenvolvimiento se ha vuelto mucho más intenso. Antes estábamos limitados solamente al horario de entrenamiento. Como ahora los horarios de preparación física son por fuera de los horarios de cancha se ha logrado duplicar la carga de exigencia física de la Tira B. Esto tiene mucha importancia en los resultados. Además, Gustavo Avellaneda (entrenador de mini y pre-infantiles) trabaja conmigo como asistente técnico. Me ayuda mucho porque a veces hay cosas que se escapan. Eso en el fragor del juego es normal, por lo que algún comentario que pueda hacer sirve para ver y modificar la parte táctica», dice.

En el final, Denegri confiesa que «por suerte siempre hemos armado buenos grupos. Sin ningún ánimo de soberbia, confieso haber conseguido que los grupos de chicos no sean para nada conflictivos ni indisciplinados. Trato de hablar mucho con ellos y demostrarles que las cosas tienen que ser más naturales, abiertas y placenteras, debido a que tienen la fortuna de poder practicar un hermoso deporte y por lo tanto tienen que disfrutarlo. Un inconveniente que tienen que detectar y empezar a manejar es la expectativa que algunos padres les imponen. Al jugar en un club de la importancia de Obras, se desubican y a veces, con sus exigencias y presiones, fuerzan y desnaturalizan la actuación de los chicos, la realidad del juego y la natural convivencia de los jóvenes en el ámbito del básquetbol. Así y todo mi relación con los padres es muy buena. Como trato de mantener siempre un diálogo franco y abierto con los jugadores, también lo hago con los padres, a quienes necesito para que me ayuden a sacar lo mejor de sus hijos en todo momento».

En una sociedad que a veces peca de exitista y que tienen la urgencia de querer ganar ya como premisa principal, esta es una muestra de que los procesos a largo plazo, llevados a cabo con dedicación y responsabilidad, terminan cosechando frutos de calidad.

FUENTE: Emilio Hamilton para Prensa Obras Basket

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